Instalar el sensor de LinX CGM es un proceso sencillo pero requiere seguir algunos pasos para asegurar la precisión y durabilidad del monitoreo. Primero, se debe seleccionar una zona limpia y seca en el brazo o en el abdomen, evitando áreas con irritaciones o lesiones.
El sensor, que es pequeño y ligero, se coloca justo debajo de la piel mediante un aplicador que minimiza molestias. Una vez colocado, el adhesivo referente al sensor mantiene el dispositivo fijo por hasta 15 días. Es vital asegurar que el área sea suficientemente lisa y seca para evitar que el sensor se despegue durante actividades como el ejercicio o bajo sudoración.
Luego, se debe conectar el sensor con la aplicación móvil LinX CGM, disponible para iOS y Android. La app funciona como el centro de control, mostrando las lecturas cada minuto y proporcionando alertas personalizables para niveles de glucosa altos, bajos o en descenso rápido.
El usuario puede registrar eventos como ingesta de carbohidratos, ejercicio o administración de insulina directamente en la app, ayudando a correlacionar esos factores con las tendencias en sus niveles de glucosa y facilitando ajustes en el manejo de la diabetes.
Para mantener una comunicación óptima entre sensor y teléfono, se recomienda tener el teléfono dentro de un rango de 2 metros y con Bluetooth activo para que no se pierdan datos ni alertas importantes.
Si el sensor se despega o la batería del teléfono se agota, la app avisará para que se puedan tomar medidas a tiempo y evitar períodos sin monitoreo.
Este fácil proceso de instalación y uso garantiza que los usuarios puedan incorporarlo sin dificultades a su rutina diaria y aprovechar todos los beneficios de un monitoreo continuo preciso y confiable.